La porfiria aguda intermitente nunca afecta a la piel. Los problemas cutáneos aparecen en algunos pacientes adultos que han heredado el gen de porfiria variegata o de la coproporfiria hereditaria; a menudo, son el único síntoma que presentan. Las zonas de la piel expuestas a la luz del sol, especialmente el reverso de las manos, la cara y las piernas se vuelven más frágiles, se erosionan con facilidad y forman ampollas. Las áreas erosionadas pueden infectarse, curar con lentitud y dejar pequeñas cicatrices.
Si tiene problemas en la piel, debe tomar las precauciones necesarias. Evite la luz del sol directa en la medida de lo posible, incluso la luz que pase a través del cristal de las ventanas de casa o del coche. Protéjase la piel de la luz del sol con unos guantes de algodón ligero, mangas largas y un sombrero al salir de casa. No todos los pacientes lo consideran necesario o aceptable; adecúe su vestuario según sus preferencias. Las cremas solares ordinarias no son eficaces. Las únicas que pueden servir de ayuda son las preparaciones espesas y opacas con factores de protección elevados (que normalmente contienen óxido de titanio) que bloquean la luz UVA y UVB. Intente evitar lesiones en el dorso de las manos. Use una crema protectora de silicona y guantes de goma cuando esté en la cocina o en algún otro sitio en el que pueda cortarse. Lávese la piel erosionada o con ampollas con agua y un jabón suave; evite los antisépticos potentes.
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