La crisis o ataque puede ser provocado por múltiples factores. El desencadenamiento más común es el uso de fármacos (medicamentos y anestesias) probados o potencialmente “porfirinogénicos” (es decir, capaces de provocar el mecanismo inductor de la crisis). Los más frecuentes relacionados con el desencadenamiento del ataque agudo son:
- Barbitúricos - Glutetimida - Primidona
- Carbamacepina - Alfametildopa - Pirazolonas
- Carisoprodol - Metriprilona - Piracinamida
- Ergotaminas - Meprobamato - Progestágenos
- Hidantoínas - Pentazocina - Succinimidas
- Griseofulvina - Sulfonamidas
Existen muchísimos medicamentos peligrosos para los pacientes predispuestos a estos ataques. Una lista actualizada de éstos se puede encontrar en la página web de Porphyria Educational Services. Algunos expertos advierten sobre la contraindicación de la lidocaína como anestésico local y recomiendan el uso de la procaína (en caso de operación dental). Otros, en cambio, no comparten este criterio y estiman que no hay que observar un cuidado especial al respecto. Además del uso de fármacos contraindicados, existen otros factores desencadenantes: cambios hormonales (ciclo menstrual –el embarazo supone hoy menos riesgo del que se temía-) ayuno (dietas hipocalóricas...) alcohol, infecciones, estrés, tabaco (existe esta hipótesis).
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